4 de septiembre de 2011

Algo tiene que cambiar.

La fuerza nace de adentro, es lo que nos deja levantarnos cada día, hacer las cosas que nos gustan y las que no tanto. Todo lo hacemos pensando en nuestro mejor futuro, ése es el motor de todos los días.
Es una preocupación actual el sentirse realizado en un futuro y lograr ser felíz, pero, a que precio? Cuando la felicidad la podés tener al alcance de tus propias manos con tan sólo desearlo. Sacrificar algunas cosas para poder disfrutar otras. Saber elegir cual es la mejor opción, la más factible e ir viviendo plenamente cada día de tu vida.
Poder tomarte un día cada tanto para no hacer nada, para descansar de ser tan felices el resto de los días, esos que estan llenos de colores, de naturaleza y tecnología, lleno de ideas maravillosas llevadas a la práctica y al hecho. Y esas noches en las que cerramos los ojos y el mundo es nuestro, nuestra casa, donde volamos y nos saludamos entre todos; nos pedimos perdón, nos decimos gracias y nos abrazamos todos, sin excepción.
Pero... ¿Qué pasa cuando salimos a la calle y tenemos que estar pendientes de nuestro alrededor? Cuando hoy cualquiera es ladrón porque es el camino más facil, parece ser, de conseguir esas pequeñeces que quizás llenan a esa persona por un momento? Porque ya no es la necesidad de poder comer una manzana o llevarle el pan a tus hijos. Ya no se roba para sobrevivir sino para darse lujos. Sacarles las cosas a las personas que se rompen el lomo trabajando para poder tener un futuro y un presente bien. Entonces, yo digo, ¿Dónde quedaron todos esos valores aprendidos?, ¿Cómo vamos a hacer mañana cuando el único lugar seguro, quizá, sea nuestra propia casa siempre y cuando no nos rompan la puerta y entren a robar o mientras que no hagan un atentado en ella?, ¿Qué va a pasar cuando el miedo gobierne nuestros cuerpos, cuando no podamos movernos de tan llenos de injusticia adentro, cuando vayamos cayendo de a uno en nuestras propias camas....?

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Personita